BIOGRAFIA:
Szendrei nace en la pequeña ciudad húngara de Karcag el 25 de abril de 1954.
A diferencia de otros futbolistas profesionales, siendo niño el fútbol le gustaba, sí, pero no era para él más que un hobby con el que pasar el rato. Nunca se planteó que algún día pudiera vivir de ello, y por eso su relación con el balón se limitaba a los partidos que con sus amigos, pudiera jugar en el colegio o en la calle.
Esto cambió un buen día en el que con 16 años, en la ciudad de Szolnok, el entrenador del equipo juvenil de la ciudad (Szolnok MTE), que andaba por los colegios e institutos buscando nuevos talentos, le invitara a entrenar con él. Szendrei aceptó el ofrecimiento, y comenzó a jugar, aunque, seguramente para sorpresa de los muchos que lean esta biografía, entonces lo hacía como lateral izquierdo, y no como portero, como cualquier aficionado cadista podría suponer.
Sin embargo eso no duraría mucho. Al poco tiempo de llegar, se produjo un relevo en el banquillo del equipo juvenil al que pertenecía Szendrei. El nuevo entrenador enrocó a dos de sus piezas para obtener mejor rendimiento de ellas. Al que hasta entonces era portero lo puso como delantero, y Szendrei, que ya entonces era mucho más alto y de mayor envergadura que sus compañeros, pasó a situarse bajo los tres palos. Una decisión que marcó sin duda la vida de Szendrei para siempre.
Nuestro protagonista, con su alegría habitual, aceptó el cambio, y pronto empezó a demostrar que su entrenador había tenido muy buen ojo al ponerlo ahí. Una única temporada (70-71) en el equipo juvenil fue suficiente para que Szendrei fuera promocionado al filial. La siguiente temporada le fue también rodada. Se convirtió en el meta titular del equipo B, y cuando acabó la campaña 71-72, pasó ya al primer equipo, uno de los punteros de la segunda división magiar, que peleaba por ascender. En apenas dos años, Szendrei había pasado de jugar como futbolista de campo por diversión en el colegio, a ser el portero de un potente segunda división.
Porque a pesar de que en el primer equipo ya había dos porteros que estaban teóricamente por delante de él, la temporada de su debut (72-73) fue también la de su consagración. Desde el principio del año se hizo con la titularidad, que conservó toda la campaña. Su rendimiento fue excelente, y su equipo estuvo a punto de dar el salto a la Primera División. Su estancia en el club se extendió por dos temporadas, hasta el verano de 1974.
Szendrei tuvo entonces que incorporarse al servicio militar, y eso, en un país que todavía vivía el comunismo, eran palabras mayores. Tenía por delante dos años de trabajar para el ejército, al que pasaba ser parte de su “propiedad”. El estamento militar disponía de varios equipos, y Szendrei fue “traspasado” al Steimez SE, de regional. Que un joven portero pasara de rozar la primera división a pelear en duros campos de regional puede que hoy día, sea algo difícil de entender e imaginar, pero debemos situarnos en el contexto de la época y el lugar: Szendrei vivía en un país comunista, con todo lo que eso significaba. Los jugadores no eran profesionales y carecían de contratos, y tampoco se realizaban traspasos como tal. Prácticamente todo el país percibía el mismo sueldo, y los deportistas estaban exentos de trabajar. Esa era su contribución al país, y por ello, podían dedicarse a él con más energía y tiempo. La contrapartida era que el régimen marcaba en muchas ocasiones sus destinos, como fue el caso de Szendrei.
Así pues, nuestro portero tuvo que marcharse, en el verano de 1974, a 300 kilómetros de su casa y de su equipo, para jugar en una liga menor, pero al menos, se le permitía salir a entrenar y disputar los partidos de liga, y por ello, no perdió continuidad en su juego.
Llegado el descanso invernal (como en Rusia, en Hungría la competición para durante el duro invierno), un equipo de Primera, el Pecs, se fija en él, y solicita su fichaje. Szendrei se traslada a esa ciudad a continuar su instrucción militar, y a entrenar con el equipo. Cuando éste le cursa la ficha de cara a la próxima temporada, se encuentra con que vuelven a cambiarle de destino. Ahora deberá marchar a Budapest, para incorporarse al equipo del Kossuth KFSE, donde el entrenador, Budai, mítico jugador de la Hungría de Puskas y Czibor, lo ha solicitado porque se había quedado sin arqueros.
zendrei permanece en el equipo de la capital húngara por espacio de año y medio, todo 1975 y la mitad de 1976. Para el verano de dicho año, el jugador ha concluido su servicio militar, y queda libre también del equipo del Kossuth. Recibió entonces varias ofertas (que como se ha dicho, en un régimen comunista, eran simples invitaciones a jugar, lo económico no era un factor para decidir), pero Szendrei decidió regresar a su casa y al equipo de sus orígenes, a Szolnok y su MTE (que continuaba en Segunda División).
Allí permaneció las siguientes cuatro temporadas, desde la 76-77 a la 79-80, en las que siempre fue el primer guardameta, y en las que su equipo se quedó siempre se movía cerca de los puestos de ascenso, pero nunca era capaz de rematar la faena y conseguir el sueño del salto al máximo nivel.
Tras cuatro temporadas, Szendrei decide que su etapa en su equipo ha finalizado, y se decide por fin a cambiar de aires, y explotar su calidad en la máxima división magiar. “Pepe” ficha así para la temporada 80-81 por el impronunciable equipo del Nyiregyhaza, recién ascendido a la primera división. Nuevamente, Szendrei fue indiscutible. Tanto fue así, que en su primer año entre los grandes, se coronó como el portero menos goleado de la categoría, lo que ayudó mucho a su equipo a conseguir un espectacular séptimo puesto, todo un éxito para el club.Ahora sí, Szendrei está en la órbita del fútbol nacional húngaro, y lo inevitable no se hace esperar. Uno de los conjuntos más poderosos del país centroeuropeo, el Ujpest Dozsa (hoy llamado Ujpest FC), conocido allí como el equipo de la policía, (por motivos obvios), y que en la década de los 70, había arrasado en el campeonato magiar (ganando siete de las diez ligas disputadas, y llegando en la Copa de Europa de 1974 a semifinales, donde cayó frente al todopoderoso Bayern Munich, campeón a la postre), lo convence para que se incorpore al comienzo de la campaña 81-82. Sería el comienzo de una larguísima relación de nada menos que seis años, llena de grandes éxitos, tanto a nivel personal como colectivo. Fue el gran y definitivo salto en la carrera de Szendrei, que le permitió una proyección internacional hasta entonces negada.Su equipo, en ese periodo (en el que siempre, salvo lesiones, fue titular), fue subcampeón de liga en dos ocasiones, y campeón de copa en tres: 82, 83 y 87, lo que le permitió disputar su primer torneo continental, la Recopa de Europa. En su primera participación, tuvieron el privilegio de jugar frente a todo un Real Madrid (que los eliminó) y un año después apearon del campeonato al Colonia (que entonces contaba con importantes jugadores), y se quedaron a las puertas de entrar en la semifinal (el Aberdeen escocés, que defendía el título, les eliminó en la prórroga del partido de vuelta de cuartos).En la temporada 85-86 alcanza su cénit como deportista, al ser llamado por la selección nacional de su país, con la que llega nada menos que a disputar el Mundial de Mexico de 1986. Tras un bochornoso 6-0 frente a la URSS en el que no jugó, disputó el segundo partido de su selección, frente a Canadá, en el que los magiares se impusieron por 2-0. Posteriormente cayeron contra Francia y quedaron eliminados.Durante los seis largos años que estuvo en el Upjest, sus excelentes actuaciones no pasaron desapercibidas en el ámbito europeo, y Szendrei recibió varias ofertas de clubes de países como Bélgica o Austria, pero nunca le permitieron marcharse. Sin embargo, cuando menos lo esperaba y desde donde menos lo esperaba, le llegó la oportunidad de jugar en el extranjero en una liga de superior nivel.
En el verano de 1987, el mítico Ladislao Kubala ficha como técnico del entonces llamado CD Málaga. Comenzada ya la temporada, el equipo malacitano sufre una terrible desgracia: pierde a su portero titular (Jose Antonio Gallardo), que fallece días después de haberse golpeado la cabeza en un partido de liga contra el Celta, tras chocar contra Baltasar, jugador celeste. A pesar del terrible mazazo, los blanquiazules deben continuar y comienzan a buscar un sustituto del malogrado Gallardo.Como suele ocurrir muchas veces, la desgracia de uno significó la gracia de otro, en este caso de Szendrei, aunque de la forma más rocambolesca que alguien pueda imaginar. Recibe entonces Kubala el ofrecimiento de un guardameta húngaro que juega en el equipo del MKT. El preparador malaguista viaja a su país para sondear dicha posibilidad. La casualidad o el destino quisieron que justo aquel día, el MKT jugara contra el Ujpest Dozsa, en el que Szendrei seguía siendo dueño y señor del área. Éste, por supuesto, no tenía conocimiento alguno de la visita de Kubala. El encuentro termina con empate a cero, gracias en parte a la fantástica actuación, una vez más, de Szendrei. Éste, que nada podía sospechar de lo que se le venía encima, se marcha a su casa, como cualquier otro domingo. Sin embargo aquella noche, recibió una llamada en su casa, en la que le citan en un hotel de Budapest. Allí se encuentra con Kubala, que quiere ficharle para el club malacitano, y que no quiere saber nada del portero al que había ido a ver en un primer momento. El jugador húngaro no se lo piensa. Viaja a la Costa del Sol para firmar su contrato cuando todavía no ha concluido la campaña con el Ujpest.
Finalizado ya el ejercicio liguero 86-87, Szendrei se incorpora a la disciplina de la entidad de La Rosaleda, donde se encuentra con un gran equipo entre los que destaca el desaparecido Juanito. Szendrei fue el portero de la temporada, que concluiría con el ascenso a Primera del club andaluz. Sin embargo, su ilusión de jugar en Primera en España se vio truncada en primera instancia. Szendrei, que había firmado por una única temporada en su llegada a Málaga, se marchó de vacaciones a su país con un acuerdo verbal con el vicepresidente malaguista para renovar. Sin embargo, el día antes de regresar a Málaga, recibe una llamada desde allí, para decirle a las claras que no vuelva por allí, ni tan siquiera a cobrar las cantidades que se le adeudaban, que ya se pondrían en contacto con él para enviarle el dinero a Hungría. Szendrei no estaba ni mucho menos conforme, y se plantó en Málaga, donde nadie le recibió. El motivo era que el nuevo inquilino del banquillo boquerón, Luis Costa, no quería que una de las dos plazas de extranjero la ocupara el portero, y no contaba con él. Su puesto sería ocupado por Pedro Jaro, que precisamente fichaba por los blanquiazules desde el Cádiz. Fue el representante de éste, el que hizo posible el “trueque” de arqueros, tras ofrecerle al húngaro a Irigoyen. El presidente cadista firmó al guardameta por cuatro temporadas.
|